lunes, 2 de abril de 2012

El otro séptimo día


Nos reímos. Sonreímos. Vimos, en silencio, el brillo congelado de la muerte en un par de ojos vidriosos. Nos arrodillamos ante Javier, un joven de 31 años que por una rara enfermedad que le produjo agua en el cerebro quedó “como un vegetal”, como él mismo cuenta, nos arrodillamos ante él y ante su humilde agradecimiento, nos emocionamos cuando nos pregunta cómo nos fue con el evento musical, le contamos que Kalimba toca bárbaro y que juntamos muchísimas cosas.
Nos conmovimos cuando dos vagabundos que nos vieron entrando cajas y bolsas con ropa pidieron un saco, una camperita, algo, nos aliviamos cumpliendo y viéndolos abstraer sus miradas de nuevo, dirigir sus ideas al infinito, acaso al recuerdo nublado de lo que alguna vez fueron. Tuvimos la idea de armar viandas pero de ropa, una bolsita con un pantalón, una remera, un buzo, y llevarlas a todo aquel que nos crucemos en situaciones parecidas.
Nos pusimos azules con rayitas verde fluorescente de tranquilos cuando los pacientes del Larcade nos contaron lo bien que los trataban sus segundas madres, las enfermeras, cuando conocimos a Yolanda, Nito y Rosario, tres de los voluntarios que se encargan de que todos los días en el Mercante los internados sociales, que no tienen familia, tengan alguien que les hable, que les de la comida, que les corte el pelo.
Nos volvimos gris acero cuando supimos que a los pacientes les faltan hasta sillas para sentarse cuando no dan más de estar en la camilla, cuando nos contaron que la prótesis para una operación de la que depende el alta puede demorar un año y medio en llegar, cuando nos enteramos que en el Mercante los enfermos que no tienen a nadie no comen cuando los voluntarios no los ayudan, cuando nos contaron que la paciente psiquiátrica que había en ese centro médico el día que relevamos las necesidades falleció, cuando supimos que Yolanda, Nito y Rosario sólo tienen un par de señores más que les dan una mano.
Volvimos extasiados y tapados de ropa en la camioneta que nos prestaron. Transpiramos. Cantamos y tocamos la guitarra, comimos facturas con mate, unos ensayamos canciones mientras otros clasificaron siete bolsas gigantes de ropa que nos dieron, que nos siguen dando. Nos cansamos. Suspiramos. Reflexionamos sin hablar. Nos juramos seguir, deseamos que las manos se multipliquen.
 
Quién iba a creer que un domingo realmente podía ser tan distinto.



Javier necesita una silla de ruedas hasta ser trasladado a un centro de rehabilitación. Para contactarlo, se puede visitar el servicio de Clínica Médica del hospital Larcade (Av. Presidente Perón 2311, San Miguel) o contactarnos al 15-55998727.Para sumarse al voluntariado del Mercante, sediento de gente dispuesta a dedicar algunos minutos de la semana a acompañar o ayudar a los pacientes internados sociales, hay que llamar a Nito al 02320-442741.

2 comentarios:

  1. Muy bueno lo de la recaudación, muy bueno como lo contaron en el blog.
    Los felicito a todos, esta bueno que se hagan cosas así para dar una mano a quienes lo necesitan.
    Desde mi lugar y a la distancia me ofrezco para ayudarlos en lo que pueda.
    besos a todos

    Macarena

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    1. Gracias, Macarena! Recibimos consejos, sugerencias y ayuda de todas partes! Buscá "Tu tiempo es hoy" en el Facebook y escribinos ahí si querés contactarnos. Saludos!

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