Charlando sobre la recuperación de la Fábrica de Risas, nuestro amigo Juan Tejedor paró la oreja y nos contó que ya alguien intentó, alguna vez, retomar el proyecto del viejo Raimundo en Lomas de Zamora. Por eso, se ofreció para sintetizar la historia, aunque nadie sabe a ciencia cierta si el sueño de un loco terminó con este llamado telefónico. Ni siquiera si existió. Para este domingo tenemos esperanzas: los locos somos unos cuantos.
Por Juan Tejedor
Mirá el cuadro, ahí está,
todavía lo tengo colgado en la pieza, qué bárbaro, tanto tiempo. Mirá: tercer
año es… No; cuarto. Eso: cuarto. Mirá: todos contentos, divirtiéndonos,
riéndonos. Y Dimatteo serio, con esa cara de culo que fue la única que le
conocimos en nueve meses de cuarto año. “Sí, ustedes ríanse ahora, que en
diciembre me voy a reír yo”, decía, ¿te acordás? Todo el tiempo decía eso: “En
diciembre me voy a reír yo”. Y el 28 de noviembre no va que lo agarra un 324 en
la avenida y de rebote le da otro que venía por la otra mano. Trapo lo
hicieron, ¿te acordás? “En diciembre me voy a reír yo”, decía Dimatteo. Y al
final, tanto esperar y ningún diciembre; no se rió un carajo.
¿Vos eras el que decía “por
qué espera hasta diciembre, si sabe el chiste por qué no se ríe ahora”? ¿O era
el petiso Montivero? Era Montivero, ¿no? Tenía razón, el petiso. Sí, era él,
ahora me acuerdo. Que yo aquella vez le contesté: “Será por eso de que el que
ríe último ríe mejor”, y fue ahí que nos dijo que eso era mentira, que el que
ríe último se ríe por revancha, es un pelotudo, que el que ríe de alegría se
ríe último y se ríe primero. Y se ríe en el medio. No como esos hinchas de
fútbol que van primeros medio campeonato y se la pasan diciendo “todavía no
festejemos”, y al final terminan quintos y no festejan un sorete. Qué clara la
tenía Montivero. Metía una frase de tanto en tanto y te dejaba culo para
arriba.