sábado, 8 de junio de 2013

Las mamás de la risa

Por Natalia Iocco

Hay algo con las madres, en mi vida, en mi historia, siempre hay algo con las madres. Pero este texto no va a hablar de mí, aunque un poco sí de madres. Porque eso son ellas: mamás.
Isabel Vázquez y Alicia Romero están al frente del comedor Manos Solidarias, ubicado en Iparraguirre y Orán, en Villa Lamadrid, Ingeniero Budge. Ahí empezaron en los ‘90, en la casa de la mamá de Isa (así la conocen en el barrio). Es que cuando las necesidades se hicieron notar ellas aparecieron y se organizaron, porque “algo había que hacer”.

Es mediodía y adentro hay bolsas. Paquetes con tupers y papelitos pegados que dicen “Juana x8”, “Familia Gómez x7”, y así. Son las bolsas que, en su mayoría, llevan mamás de distintas edades y a cargo de casas en las que falta de todo. En Manos solidarias les dan de comer a 500 familias todos los días. También dan talleres de hockey y música, hacen murales y tienen una pequeña biblioteca. Allí los chicos tienen siempre un lugar.
Las oficinas de Madres contra el paco, en Lomas de Zamora.
Julieta Virgili
El sol le da tregua al frío y Alicia e Isabel se paran en la puerta. No les lleva ni un minuto empezar con la lista de directivas a todos los que pasan, en su mayoría chicos y, claro, mamás. “¿Por qué estás tan desabrigada?”, “¿Trajiste el documento para que hagamos el trámite?”, “¿Fuiste a buscar el papel?”,” ¡Qué linda estás!”, “¡Qué grande!”.

En 2006 descubrieron que a pocas cuadras del comedor había un kiosco y una cocina de paco. Los más jóvenes del barrio “entraban por ese pasillo y salían destruidos”, cuentan. “Venían las madres desesperadas preguntando por sus hijos, que estaban ahí, en pésimas condiciones, drogándose”, describen como si fuera una película de terror que todos ya vimos.
Otra vez “había que hacer algo” e hicieron Madres contra el paco. Desde la ONG, dan contención a familiares y amigos de chicos con adicciones. Los asesoran, guían y ayudan en el conjunto de trámites burocráticos que vienen con el tratamiento. Aunque siempre apuntan a la prevención.
Ahora, además, están levantando un merendero en Santa Catalina, un lugar de esos que parecen de otro mundo, donde las necesidades son muchas y hace falta de todo. Entonces, todo sirve.
Las personas como ellas, sus historias, no hacen más que robarnos una sonrisa y hacernos creer que todo puede cambiar. Que para empezar a mejorar, hay que hacer algo. Para ayudarlas a ellas, entonces, un grupo de soñadores está trabajando para recuperar una vieja fábrica de risas abandonada sobre la que les contaremos más adelante. Será el domingo 30 de junio, en el teatro Ceta Espacio Escénico (Almirante Brown 2402, Lomas de Zamora).
Espectáculos de stand up, café concert, percusión, concursos y bandas en vivo que ya vamos a ir adelantando van a copar ese día el sur del Conurbano para recolectar abrigo, calzado y alimentos no perecederos, la base de la pirámide para que Manos Solidarias siga sacando sonrisas. A juntar donaciones y ganas de reír, se ha dicho.

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