lunes, 25 de junio de 2012

Bienvenidos a la máquina


(Lucía Luna)
La escuché desde el escenario, entre los murmullos por la preparación de la fiesta que se iba a transformar en una máquina mejoramundos. Una vocecita, que por pigmea no dejaba de ser vigorosa, gritó entre el río de rostros. “¡Ariel, te quiero!”, me seccionó sin anestesia. Para descubrirla tuve que mirar bajo la línea de altura media del público.
Era Jade. Menuda, de pelo rubio y lacio, la hija de Sandra (amiga de la infancia de mi madre y algo así como una tía postiza) me miraba con la atención que un niño de seis años es capaz de dedicar a las cuerdas de una guitarra, a las luces verdes y azules de un escenario, a la pureza de una canción. No pude más que dedicarle el siguiente tema antes de que se acercara a darme un beso. Ahí fue que se congeló el mundo y entendí todo.

lunes, 18 de junio de 2012

A nadie le amarga un dulce

Ya sabíamos que íbamos a colaborar con los Leoncitos de Moreno cuando Victoria conoció a una vecina de Bella Vista que cocina todos los fines de semana para quienes duermen en las estaciones del ferrocarril San Martín o la plaza. ¿Pero los destinos solidarios no iban a ser uno por evento? ¡No tenemos idea! Aprendemos sobre la marcha de gente como Susana. 

Por Victoria De Tonmasso
Di con su teléfono una de esas tardes cálidas que se prestan para salir a caminar al corredor de Bella Vista. Me paré a comprar en un kiosquito y lo vi. A disposición de todos, en un cartelito que invitaba a colaborar, estaba el celular de Susana. Llegué a casa y la llamé. Percibí la voz de una persona mayor con energía adolescente, y confirmé esa impresión el día que la conocí personalmente. Tras varias tazas de café y un recorrido por su casa, en cuyo suelo reposaban varias bolsas de ropa, la mujer detrás de la sonrisa se hizo relato.
Susana recorre las estaciones del ferrocarril con comida
para quienes duermen allí. (Lucila Munilla Lacasa).
Para Susana, la solidaridad es un modo de vida, una necesidad básica. Empezó con un comedor que levantó con sus propias manos y esfuerzo. Estuvo en pie durante ocho años, tiempo en el que se le plantó a la crisis y acogió en un lugar que consiguió prestado a decenas de chicos que necesitaban un plato de comida y un par de zapatos que sus padres no les podían brindar. Desde entonces, además, colabora atendiendo teléfonos en Cáritas y Red Solidaria, moviéndose de acá para allá y consiguiendo lo que le piden.
Hace poco más de dos años, insatisfecha con la ayuda que brinda a las ONG, además de la iglesia de su barrio, Susana se vio motivada por las juntadas porteñas en las que los jóvenes y adultos preparan ollas de guiso y brindan abrigo y techo a quienes duermen en la calle, en el banco de las plazas o  las escalinatas de los templos. Como en la Ciudad todas las zonas estaban cubiertas, una amiga le aconsejó implementar el mismo proyecto en su barrio.

jueves, 14 de junio de 2012

Enderezando la cancha

Es sencillo para Riquelme, Roger Waters y Marcelo Tinelli ser solidarios. Y hasta porai' les hacen unas rebajitas en el impuesto a las ganancias. Sin embargo, mi amigo Moranelli escuchó que Damián Akerman, goleador del Deportivo Morón, apadrina a los Leoncitos de Moreno, escuelita de fútbol que recibirá las donaciones de Tu Tiempo es Hoy. Y se entusiasmó contando cómo es ayudar desde el bajo perfil del fútbol de Ascenso.


Por Luis Moranelli
Akerman es el goleador e ídolo del Gallito.
Damián Akerman no es Palermo, no es el Bichi Fuertes, no es Wayne Rooney. Ojo, no estamos hablando estrictamente de cuestiones futbolísticas. Tiene más de 120 goles en el fútbol profesional y es el máximo anotador del club Deportivo Morón. Chupateesamandarina y hacé lo que quieras con los carozos. 
Ahora bien, hay algo que innegable: no es famoso. No hace publicidades de celulares, no se lo nombra en los programas en los que Pagani grita día y noche y, por ahora, ninguna botinera salió a contar locas aventuras junto a él.

lunes, 11 de junio de 2012

La pelota limpia


Después de la eliminación en el último Mundial de Alemania 2010, escribí algo así:

Para festejar, la pelota es una excusa, claro. La excusa más perfecta de todas, la más redonda, valga la redundancia (o la redondancia). Porque con la pelota, algunas veces el pobresoñador está más cerca que en ningún otro ámbito del poderosoganador. 
Con la pelota, sos vos y soy yo; ella, vos y yo, aunque cause gracia sentirse juez y parte de un equipo de fútbol, porque ellos viven sus sueldos, cobran sus vidas y caminan otras calles. Pero no interesa: son la pelota, vos y yo. Vos, que aun siendo del primer inmundo y manejando los hilos de la UE y la European Round Table of Industrialists, estás solo con tus pares frente a mí con los míos, nosotros que mendigamos trabajo afuera y que dejamos de ser hace rato el granero de nada. Y yo te puedo ganar, mal que te pese, por eso sonrío
”.

Para aquellos que no se focalizan en los tobillos de los habilidosos ni en correr con desparpajo detrás del balón, no hacen falta contratos millonarios de los astros del fútbol para conquistar la gloria. Un rectángulo de césped, un arco y ella bastan. El mundo desaparece y nada importa ya. Los del pantano pueden germinar una flor con una gambeta y los solitarios sentirse acompañados en el nunca mejor ilustre abrazo de gol.

domingo, 3 de junio de 2012

El otro cacerolazo



El comedor "Primero los Niños" queda en Mariano Acosta,
partido de Merlo.
-A veces las madres se traen sus ollas, y como tienen agujeros tapados con algún trapito, les doy una de las mías. Acá siempre que hay comida, se cocina.
  
A Silvia le sobran razones para quejarse. Hizo lo imposible y más para criar a su hijo Matías, que padecía una grave enfermedad neurodegenerativa. Vive en una humilde casita del barrio Santa Isabel, en Mariano Acosta, donde el fondo de Merlo comienza a vislumbrar Marcos Paz. Tiene un par de garrafas que le dan gas y algunas estufas que mantienen cálidos dos espacios: la habitación y un cuarto en el que acumula las bolsas llenas de ropa que repartirá entre los duendes del barrio, a los que ayuda a crecer, formarse, alejarse de lo malo (porque nadie puede discernir entre el bien y el mal, pero todos somos capaces de distinguir qué es bueno y malo para nosotros y los que nos rodean).