Por Luis Moranelli y Ariel Caravaggio
Van
diez o quince minutos de conversación. Guillermo, director de la Escuela 8 de
Cildañez, en Lugano, no abusa de las palabras. Usa las justas, pero dice
mucho. En el medio de la charla aparece la tentación: contar la historia desde
el personaje. Segundos después, el protagonista derrumba la idea con una frase.
“El problema es pensar que todo depende de si un director es copado o es
choto”, dice, bien clarito. Un cachetazo para las autoridades, para sus colegas
y para quien escribe esta nota.
Para quienes escriben esta nota. Desde sus computadoras. Desde el colectivo 50. Desde el patio del colegio de la calle Homero, el aula de Dirección que exhibe en su pared la “Defensa de la alegría” de Benedetti (*), quienes la escriben desde la entrada al barrio Cildáñez, ese que tras una obra en el arroyo homónimo había dejado de inundarse. Pero nada es para siempre, y a dos semanas de las tormentas que afectaron a La Plata, Capital, La Matanza y buena parte de la Provincia, todavía se reparten ropa y elementos de limpieza en las puertas de las asociaciones civiles .