jueves, 29 de noviembre de 2012

Tiempo de leones abiertos a ayudar a los corazones

Si bien un profesor de filosofía me enseñó que la política es el arte de lo posible, más de una vez sentí, incluso en breves momentos de credulidad, confianza o ilusión, que la política partidaria llevó siempre en nuestro país a la fragmentación. Si el fin de la política es el cambio social, si la estación terminal de las acciones políticas es el pueblo, entonces hay algo chanfleado.
No pocos confunden la solidaridad con el proselitismo. Claro que cuando se habla de un pibe descalzo y con hambre, no debe importar un pepino de dónde proviene la ayuda. La ayuda tiene que estar, de cualquier lado.
Pero cuando ese duende –que tiene 6 años y se cruza en el subte con otro de su misma edad sentado a upa de su mamá, con una bolsita de chocolates y las dos zapatillas enteras, la remera sin agujeros, los rulos igual de rulientos pero más limpios, los mocos igual de colgantes pero asistidos a domicilio- es un microscópico trofeo para sumarle una estrellita a la bandera de algún concejal, un diputado, un gobernador, un jefe de gobierno, todo un movimiento, yo me caliento un poco. Más me caliento con la indiferencia, por supuesto.

¿Pero sabés qué? Hay un hormiguero subterráneo que bulle, que resiste casi todas las tormentas y que crece. Son personas, solas o agrupadas, lejos de Batman, de Flash, de la Mujer Maravilla y la nueva versión gay de Linterna Verde y la Liga de la Justicia. Gente que da porque están convencidos de que lo que no se da, se pierde. A ver:

Manos Abiertas asiste con decenas de ollas de comida y ropa a unas 200 personas en las plazas Mitre y La Roche, de San Miguel y Morón, todos los miércoles y viernes.
Los Leoncitos de Moreno transformaron un merendero del barrio Zarza, de Moreno, y hoy brindan clases de fútbol, gritos de gol y formación a unos 170 chicos en el polideportivo Las Catonas, a la vera de la ruta 23 en ese distrito.
Tu Ayuda Suma hundió las patitas en las zanjas y el lodo del barrio Santa Isabel, en Mariano Acosta, donde Silvia tiene su propio hormiguero: un merendero para casi 150 pibes. Silvia, la que luchó hasta hace tres semanas para salvar y mejorar la vida de su hijo Matías, ese flaco cuyo único bálsamo para mantenerse calmado, en su cama, era la música.
Corazones Felices asiste y forma, en el corazón de Temperley, a unos 80 pibes que tienen clases de apoyo escolar, danza, taekwondo y un lugar donde jugar cuando afuera está todo nublado.
¿Importan los nombres, el origen, los títulos? ¿Podrían los Leoncitos de Moreno ayudar a Corazones Felices para armar una escuelita de fútbol? ¿Tendrían que llamarse Leoncitos Felices, o sólo darse cuenta de que lo único que importa es el fin compartido y la misma motivación en contextos similares? ¿Podrían los miembros de todas estas entidades ayudar a Tu Tiempo es Hoy en el próximo evento para armar un bufet, para juntar donaciones, para identificar necesidades? ¿Podríamos todos juntos buscar, en 2013, lugares menos amparados que necesiten un empujón para crecer? ¿Importa si Pablito hace sonido, Sol arma juegos infantiles, Majo saca fotos, mi viejo pone la camioneta, Natalia difunde en los diarios? ¿O lo que importa es que haya sonido, juegos infantiles, fotos, una camioneta para llevar las donaciones, boca en boca?

Este viernes, por primera vez nos vamos a juntar quienes hacemos Tu Tiempo es Hoy con algunos de los antes nombrados. ¿Qué buscamos? No sabemos bien, ni tenemos un solo objetivo. Sí sabemos que vamos a hacer algo grande. Algo más grande de lo que podemos hacer por separado. En principio, compartir un café o una cerveza. Después, pensar el último evento del año y tirar la ventana por la casa para seguir evolucionando la especie en 2013. Están todos bienvenidos, y si no saben cómo ayudar, pregunten que es gratis.

Salud!

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