Después de la eliminación en el último Mundial
de Alemania 2010, escribí algo así:
“Para
festejar, la pelota es una excusa,
claro. La excusa más perfecta de todas, la más redonda, valga la redundancia (o
la redondancia). Porque con la pelota, algunas veces el pobresoñador está más
cerca que en ningún otro ámbito del poderosoganador.
Con la pelota, sos vos y soy yo; ella, vos y yo, aunque cause gracia sentirse juez y parte de un equipo de fútbol, porque ellos viven sus sueldos, cobran sus vidas y caminan otras calles. Pero no interesa: son la pelota, vos y yo. Vos, que aun siendo del primer inmundo y manejando los hilos de la UE y la European Round Table of Industrialists, estás solo con tus pares frente a mí con los míos, nosotros que mendigamos trabajo afuera y que dejamos de ser hace rato el granero de nada. Y yo te puedo ganar, mal que te pese, por eso sonrío”.
Con la pelota, sos vos y soy yo; ella, vos y yo, aunque cause gracia sentirse juez y parte de un equipo de fútbol, porque ellos viven sus sueldos, cobran sus vidas y caminan otras calles. Pero no interesa: son la pelota, vos y yo. Vos, que aun siendo del primer inmundo y manejando los hilos de la UE y la European Round Table of Industrialists, estás solo con tus pares frente a mí con los míos, nosotros que mendigamos trabajo afuera y que dejamos de ser hace rato el granero de nada. Y yo te puedo ganar, mal que te pese, por eso sonrío”.
Para aquellos que no se focalizan en los
tobillos de los habilidosos ni en correr con desparpajo detrás del balón, no hacen
falta contratos millonarios de los astros del fútbol para conquistar la gloria.
Un rectángulo de césped, un arco y ella bastan. El mundo desaparece y nada
importa ya. Los del pantano pueden germinar una flor con una gambeta y los solitarios
sentirse acompañados en el nunca mejor ilustre abrazo de gol.
Como Patricia sabía eso, como veía que Volver a
Creer (una asociación civil que daba la merienda a los chicos del barrio Zarza,
de Moreno) se desintegraba por la falta de asistencia, como desde Misiones su
madre le contagió la vocación solidaria, se cargó un sueño sobre los hombros.
-Se inició con los nenes del barrio. Unos 60
iban a la asociación, que estaba a tres casas de la mía. Fui contactando a gente que practicaba deportes, ligada al fútbol o con ganas de ayudar-,
cuenta quien cristalizó los Leoncitos de Moreno, la ONG que utiliza el polideportivo
de Las Catonas, a la vera de la Ruta 23, para formar y alimentar a unos 170 chicos de 5 a
18 años a través del deporte y, de paso,
convocar a sus padres, hermanos y allegados para volver a tejer una red que ve
desecha: la familia.
Patricia llevó por primera vez a los pibes a
un estadio de fútbol. Las caras de los chicos en el campo de juego del
Deportivo Morón, explica, basta para costear todo el esfuerzo. Aunque dar no se
trata justamente de establecer una relación costo-beneficio.
-De cararrota que soy contacté también a gente
de Estudiantes de La Plata a través de una sede local, y pudimos ir a ver un
partido, ver la Copa Libertadores, saludar a jugadores como Verón, Braña, Andújar… -recuerda la confesa
hincha del León cuya pasión dio nombre al proyecto solidario. –Si bien existe
la idea de que a través del fútbol, cualquiera puede llegar, no es tan así. La
igualdad de condiciones desaparece a la hora de necesitar plata para ropa,
viajes a entrenamientos, pruebas… por eso es que tratamos de brindar las
herramientas que faltan.
El próximo evento de Tu Tiempo es Hoy será el domingo
24 de junio. Por la espera del invierno, la aparición de la ola polar (que
tanto gusta en los canales de noticias, aunque hay que saber que no sólo afecta
a quienes conducen con neblina por la Panamericana) y la cercanía al día del
niño, decidimos juntar alimentos no perecederos, ropa para chicos y juguetes en
Pelthom, el bar que entendió a la perfección el concepto de ayudar sin dejar de
disfrutar de la buena compañía, una cerveza y la música.
También lo entendieron los integrantes de Trazo Fino, Mantente Alerta, Donde Manda Marinero y Principiantes. Ellos van a tocar
desde las 18, estableciendo analogías, en lo que será una especie de picadito
futbolero de bandas amigas. Pero las donaciones no tienen que esperar: en Gelly
Obes y Arias, frente a la plaza de José C. Paz, saben que el momento es ahora y
las reciben gustosos.
-A los leoncitos los voy a acompañar en sus sueños hasta donde ellos me
dejen, no solo en lo deportivo –avisa Patricia. -Trato de conducirlos para que
se vuelquen al estudio, al trabajo, al amor de sus familias desde chiquititos.
Y sabemos que eso se puede lograr sólo desde lo grupal.
Así como en el fútbol, la vida tampoco se gana sin un equipo. Messi
necesita de otros diez para que le sirva ser el mejor. Y los que menos tienen, afuera de la
cancha, no se limitan a una formación con once jugadores. El tema es abrir los
ojos, dejar de ser árbitro, defender el mismo arco y juntarnos para el mismo
gol.
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