Daniel Mecca es un joven periodista y amigo que demuestra que la madurez no está emparentada con la edad, sino con lo vivido. Como tuvo reiteradas experiencias dando apoyo escolar en la Villa 20, de Lugano, le pedí que usara su historia para contagiar a la gente de solidaridad, le pedí que enumerara las razones para colaborar.
Como lo conocía, ya sabía que Mecca no me iba a hacer caso en una puta línea. Sabía que iba a citar al Che y a un tal Dschelaleden Rumí a la vez, que iba a sacudirnos la modorra del conformismo occidental, a recordar que "somos apenas un pliego de un pliego de una ola en un inmenso mar inmenso". Mecca y la desobediencia van de la mano. Y desobedeciendo, empieza su texto. Entrenlén.
“No hay caminos, hay
que caminar”, filosofa una antigua frase. Empecemos, entonces, por la
desobediencia: sí hay caminos y sí hay que caminar. En la arquitectura incierta
de los días, es importante saber hacia dónde vamos siempre –hacia dónde
queremos ir- para empezar a construir el quiénes somos. Tener en claro el
camino, no perder el foco, es una las estructuras conceptuales necesarias para
toda lucha.