El colmo fue cuando llegó la Chilinga. Ahí sí, te digo,
me reí de lleno, supe que el resto de las risas que me arrancó la Fábrica (carcajadas
graves y disfónicas, tentadas ingobernables porque por ejemplo, los Tutuca llamaban
por megáfono a las señoras o los autos que pasaban y, cuando recibían un saludo
como respuesta, celebraban a los gritos como el Tano Passman festejando una
Libertadores de River) no iban a ser como esa. Que esa era un cierre de la
jornada, un cierre de otro tiempo, porque no podía creer hasta dónde llegamos,
cada vez con más amigos dispuestos a bajar la luna o pintar el cielo si hiciera falta.
El colmo fue cuando estacionó, en la esquina de Almirante
Brown y Junín, un bondi de la 543 y los vi. Arriba estaba la Chilinga de Lomas,
unos 36 percusionistas con sus bombos, redoblantes, zurdos, cencerros,
chinchillos (no sé si es un instrumento, pero suena bien). Al frente, Carlos,
el chofer con la campera azul de la línea municipal, la camisa celeste, los jeanes
y lentes anchos. Anteojos que se acomodaba cuando explicaba que no sabía que tenía que
llevar a una batucada, que le pidieron que estuviera puntual en la empresa esa tarde, y cuando posaba con
una sonrisa de cartón sostenida para la foto.
Fotos: Nicolás Edgar |
Era un eslabón más, apenas, pero una de nosotros
consiguió un bondi de línea para ir a buscar y llevar a la Chilinga. Como ella,
muchos armaron la cadena, incluso el Hombre más Serio del Mundo que no se rió
ni con los malabares más ridículos del continente, la acrobacia con bolsas de
supermercado que hicieron los Tutuca, en enteritos elastizados que les
apretaban hasta la conciencia.
Otros consiguieron otras cosas. Llevaron una piñata artesanal repleta de golosinas, montaron una muestra de fotos sobre el comedor Manos Solidarias construida desde la honestidad y no desde el hit, operaron un sonido impecable para que de las cristalinas canciones de Ignoto pudieran disfrutar hasta ellos, acomodaron sillas, juntaron ropa, vinieron a tomar una birra y reírse a nuestro lado.
Otros consiguieron otras cosas. Llevaron una piñata artesanal repleta de golosinas, montaron una muestra de fotos sobre el comedor Manos Solidarias construida desde la honestidad y no desde el hit, operaron un sonido impecable para que de las cristalinas canciones de Ignoto pudieran disfrutar hasta ellos, acomodaron sillas, juntaron ropa, vinieron a tomar una birra y reírse a nuestro lado.
Pero el primer y último eslabón de la cadena, sépanlo, es
Alicia de Ingeniero Budge, como lo fueron también Silvia de Merlo, Roberto de
Temperley, Juanjo de Hurlingham. Gente que no sólo la pasa bien entre amigos
insanos que laburan para crear un domingo d i f e r e n t e. Gente que dedica
sus enteras vidas (en ese orden porque en inglés queda peliculesco pronunciado “entire lives”) al otro,
con pasión, con sueños, voluntad, amor. No es que ahora seamos una secta con
predicadores a cargo del blog, no.
De verdad Alicia se enfrentó en Villa Lamadrid a los que
le venden porquería a los pibes, ella y otras, como no se enfrentan ni los jueces
ni los políticos ni los diarios. De verdad Silvia cocina todos los fines de
semana para 120 pibes de Mariano Acosta y les da apoyo escolar de lunes a
viernes, en los huecos libres. Tan de verdad como uno puede llegar a enamorarse de la mirada de una chica,
como podemos intentar adivinar los autores de siete temas para ganar el Bingo
de Sonrisas y comer una magdalena (porque nosotros a los eventos los llamamos tiempos, a los clowns payasos y a los
muffins, magdalenas), como podemos transformar Ceta o cualquier teatro
llenándolo de guirnaldas, banderines, mandalas, traelas, frases, dibujos, fotos,
montañas de bolsas con ropa, crayones, guitarras, chistes de Jaimito, jóvenes
inquietos porque cuando algo de la sociedad no les gusta, lo mejoran.
Eso, sí. A los que hablan de la juventud con remembranzas de épocas pisadas, los que opinan de
lo que está perdido y no pueden encontrarse ni el ombligo, les contamos sonriendo que
están equivocados. Porque cuando llegamos a la Fábrica de Risas había un grupo de
alumnas del Nuestra Señora del Carmen que rondan la quincena de abriles y
vendieron más rifas que en todos los tiempos de Tu Tiempo es Hoy. Y se bancaron
toda la jornada acomodando donaciones, haciendo afiches, recibiendo a la gente.
Quizás algún novato no entienda nada. Somos amigos, un grupo de amigos. Músicos, periodistas, oficinistas, administrativos, maquinistas de tren, colectiveros, percusionistas, actores, payasos, artesanos, fotógrafos, dueños de bares, pero esencialmente amigos.
Armamos festivales temáticos con artistas de toda índole
para juntar donaciones que van a comedores, escuelas, hospitales. Hicimos un
Mundo de Papel, el Arcoíris más grande del planeta, una Fábrica de Risas. Entre
todos, cada vez es más fácil. Y estamos aprendiendo que todo es una palabra que no tiene techo. No sabemos adónde vamos. Sólo que no paramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario